martes, 27 de octubre de 2015


UNA SORPRESA  DESEADA

VISITA DE NUESTRO P. GENERAL D. EAMON Y SU SECRETARIO P. SIMEÓN 
Monasterio Cisterciense de San Bernardo, Burgos, 19-21 de septiembre, 2015

Suena el timbre de la portería del monasterio, la mañana soleada, como buena mensajera parece anunciarlo. Ya las hermanas están impacientes y a punto, por fin llegó la tan deseada visita sobre las 11.30 de la mañana, el claustro se llena de alegres y afectuosos  saludos fraternos a D. Eamon nuestro Abad General y al P. Simeón, su secretario

 
Seguidamente en la sala de conferencias, abiertas a la escucha y acogida del que consideramos un mensajero de Dios, escuchamos las palabras de nuestro P. General, que nos informa de la situación de la Orden en las distintas regiones, hasta la hora de sexta. Después de
nona, continuamos en la sala de conferencias, escuchando y preguntando algunas cuestiones al P. General. Es de agradecer al P. Simeón que hizo servicial y discretamente de traductor cuando fue necesario.



D. Eamon con su saber estar, su transparencia, su sencillez y cercanía tan evangélicas como monásticas, nos ha “tocado” el corazón y lo han hecho vibrar en la convivencia fraterna y en la vivencia de la espiritualidad y carisma monástico cisterciense, durante su breve estancia con nosotras, que nos ha sabido a poco, y nos ha dejado con ganas de “Más”.

El Domingo tras el Oficio de Laudes y la oración personal, siguiendo el horario habitual tuvimos Capítulo. Mas lo que no era habitual, fue que tuvimos la dicha de ser presidido y comentado por D. Eamon, que improvisó una bellísima y práctica glosa sobre el 1º grado de la humildad del cap. VII: el temor de Dios.

 En su comentario nos habló de su experiencia desde la infancia, juventud y como joven monje. Educado por los HH. de La Salle y, como era común entonces en los países de gran tradición católica, en un temor excesivo a todo lo que se consideraba pecado. Nos recordaba además, cómo siendo joven monje en casi todas las dependencias del monasterio había dibujos en las paredes de un gran ojo, para recordar que Dios nos estaba vigilando en todo momento. Más como sabemos por San Juan, el evangelista, y por San Bernardo después, “el amor perfecto hecha fuera todo temor”, por lo cual D. Eamon terminó poniendo el acento en la misericordia de Dios Padre, en referencia al próximo Año Jubilar de la Misericordia convocado por el papa Francisco.

Y por último después de nona en el compartir fraterno, la despedida.  D. Eamon, con su palabra precisa y oportuna, su mirada profunda y sonriente, y dando un abrazo  fraternal a cada hermana nos dejó con paz, alegría y nostalgia.
Ojalá que la semilla que va sembrando generosa y desinteresadamente en todas nuestras comunidades produzca frutos en nosotr@s y en las generaciones venideras. 

Damos gracias a Dios por este regalo de D. Eamon para nuestra comunidad, para la Orden y para toda la Iglesia universal.

 

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